miércoles, 15 de diciembre de 2010

LA FAMILIA MICHOACANA GOBIERNO ALTERNO

  • Un reporte hecho para el Colegio de Guerra menciona que el cártel estableció un "gobierno alterno" en Michoacán

    • Foto: Archivo Vanguardia

    WASHINGTON.— La Familia Michoacana es “uno de los más extraños y mortíferos cárteles del mundo”, afirma un extenso reporte preparado para el Instituto de Estudios Estratégicos (ISS) del Colegio de Guerra del Ejército estadunidense, que hace hincapié en sus tendencias religiosas y reclamos de defensa de la dignidad y bienestar de Michoacán y los michoacanos.

    “En contraste con Los Zetas y otros capos mexicanos, los líderes de La Familia —especialmente el ahora fallecido Nazario Moreno González, El Chayo— afirman que están religiosamente obligados a niveles que se acercan a un celo mesiánico”, escribió el autor del estudio, el mexicanólogo George Grayson.

    En el documento, bajo el título La Familia, Cártel de Drogas: Implicaciones para la Seguridad de Estados Unidos y México, el autor alega que el grupo, que se ha extendido a estados vecinos de Michoacán y mantiene una alianza con el cártel de Sinaloa, ha logrado establecer lo que se define como una “doble soberanía”.

    Según Grayson, “esto significa que paralelamente al gobierno electo, (en Michoacán) se encuentra una narcoadministración que genera empleos (en el cultivo y el procesamiento de drogas), mantiene el orden (represión de cárteles rivales), realiza funciones cívicas (repara iglesias), cobra impuestos (extorsiona a empresarios) y vigila a los recién llegados”.

    De acuerdo con la información, La Familia asegura “administrar ‘justicia divina’ a violadores, ladrones, corruptores de jóvenes y otros a los que el sindicato considera como indeseables”.

    El largo documento indica que los líderes del grupo han prometido “erradicar del estado de Michoacán el secuestro, la extorsión en persona y por teléfono, asesinatos pagados, secuestos exprés, robo de autor y tractocamiones, o robo de casas como aquellos mencionados que han hecho de Michoacán un sitio inseguro.

    “Nuestro solo motivo es que amamos nuestro estado y ya no estamos dispuestos a tolerar que la dignidad de nuestra gente sea atropellada”, puntualizó.

    La Familia en todo caso rechaza el término de cártel y busca presentarse como una organización de servicio a la comunidad, como la Cruz Roja o el Ejército de Salvación, que ayuda a quienes tienen necesidad.

    Más aún, anota que de acuerdo con el analista social Carlos Antonio Flores Pérez, las condenas públicas de ciertos problemas sociales han logrado ganar un favorable perfil en lo que se describe como “guerra sicológica” para ganar legitimidad social en lo que Grayson describió como “un estado plagado por la violencia”.

    La Familia ha publicitado sus actos para construir raíces en la sociedad, como parte de una estrategia para ganar la buena voluntad de las áreas donde opera.

    “Algunos michoacanos han sido ganados por el mensaje de La Familia de que los pillos, los asesinos y los malos son fuereños, no locales y de ninguna manera ese grupo”, apuntó el autor.

    “Aplaudo el surgimiento de La Familia Michoacana, escribió un residente de Morelia en su blog, al apuntar que la presencia del grupo se traduciría en una baja de 70 por ciento en la extorsión, narcotráfico y el secuestro —otro crimen que La Familia reprueba públicamente, pero en el que se dice está involucrada—”, precisó.

    Los jefes del grupo declaran que “todos los miembros son michoacanos, lo que fortalece el espíritu de comunidad, y enarbola credenciales nacionalistas”, añadió el texto, al recordar que en un llamado telefónico con un programa de radio uno de los líderes, La Tuta Gómez Martínez propuso incluso una alianza nacional y comenzar un diálogo con el presidente Felipe Calderón.

    El documento consigna que La Familia divulga obras sociales como la reconstrucción de escuelas, contribuciones a iglesias y la extensión de créditos a granjeros y empresarios, amén de que “como la Mafia, La Familia pretende incrementar su apoyo popular a través de actos de beneficencia”.

    Pero al mismo tiempo, consignó que esos líderes, Biblia en mano, “reclutan jóvenes de centros de rehabilitación, insisten en que dejen su dependencia de alcohol, las drogas y otras sustancias adictivas, y que una vez limpios soliciten el ingreso a su organización”.

    Según el relato, los novicios deben pasar dos meses de lavado de cerebro que incluye lecturas de la Escritura, exposición a oradores motivacionales y periodos de silencio y meditación. Una vez completada su instrucción pueden convertirse en correos, vigías o conductores.

    Pero, agregó, “aquellos que muestren aptitud para la violencia son llevados en grupos de 40 a un área silvestre conocida como Jesús del Monte, donde se les ordena matar, descuartizar y cocinar a 15 víctimas para demostrar que no temen matar inocentes ni tienen asco de manejar partes humanas sangrantes”.

    El informe consigna las sangrientas rivalidades de La Familia con organismos como Los Zetas y el cártel del Milenio, así como sus alianzas.

    El reporte hace hincapié en los enormes recursos que a su juicio tiene La Familia, derivados de tráfico de drogas, especialmente metanfetaminas, secuestros, extorsión, protección y negocios legítimos como restaurantes, farmacias, tiendas de autopartes y otros.

    “Un especialista apuntó mordazmente que ‘los cárteles son a Michoacán lo que la planta fabricante de aviones Boeing para Seattle’”, consignó el texto al suplementar un comentario de Ernesto Buscaglia respecto a la penetración de La Familia en la Sociedad y las estructuras de poder de Michoacán.

sábado, 11 de diciembre de 2010

operativo en contra de la familia

Morelia, Mich. Bajo la orden de "no paren hasta acabar con ellos" y recuperar a como diera lugar la zona del municipio de Apatzingán, que se encuentra en poder de La Familia Michoacana desde hace años, este viernes agentes de la Policía Federal (PF), respaldados por elementos de la Armada y el Ejército, incursionaron en los poblados de El Alcalde, Holanda y Guanajuatillo, en busca de sicarios y cabecillas de la organización. El personal de tierra fue apoyado con helicópteros de la PF y de la Marina, que persiguieron a presuntos sicarios que trataban de huir hacia la Sierra Madre del Sur. De acuerdo con fuentes oficiales, el operativo por tierra y aire desató uno de los enfrentamientos más cruentos y prolongados de que se tenga memoria en esta parte del país.

El saldo es de un número indeterminado pero presumiblemente alto de muertos y heridos en ambos bandos, entre quienes se contarían incluso mujeres y niños.

Esta fue la tercera incursión de efectivos federales en el área. La primera ocurrió el 2 de diciembre; la segunda, el miércoles 8. Ambas resultaron infructuosas y en ninguna participaron el Ejército ni la Armada, que lo hicieron hasta el día de hoy, en un operativo que empezó a las ocho de la mañana, cuando de las instalaciones de la 43 Zona Militar partieron juntos marinos, soldados y agentes federales para internarse en los poblados mencionados, ubicados entre el valle de Apatzingán y la Sierra Madre del Sur.

Versiones recogidas por el diario La Opinión, de Uruapan, señalan que las fuerzas especiales catearon casa por casa y comercio por comercio en busca de jefes de La Familia en el estado.

La acción de las fuerzas federales y militares se dio después de la caída –según el gobierno federal–, la noche del jueves, del capo Nazario Moreno González, El Chayo.

La orden del gabinete de seguridad pública federal fue contundente: recuperar a como diera lugar la zona, en poder de la organización delictiva desde hace años. Por la noche la Marina ya controlaba la cabecera municipal y se preparaba para subir a la zona serrana, pues aun cuando el grupo delincuencial ha sufrido importantes bajas, ahí concentra su base operativa y un importante número de sicarios bien entrenados y fuertemente armados. Así, según las fuentes consultadas, tan sólo el capo que habría caído contaba con una guardia personal de más de 400 pistoleros.

La batalla

La irrupción de la PF en Apatzingán para capturar a Nazario Moreno González se preparó desde hace por lo menos tres semanas, cuando los servicios de inteligencia del gabinete de seguridad federal confirmaron la residencia permanente del capo en la comunidad de El Alcalde.

Con esa información, el primer operativo para cazarlo se llevó a cabo el pasado jueves 2, pero los federales fueron repelidos a tiros por los cientos de pistoleros que conformaban el aparato de seguridad y vigilancia en torno a este personaje, a quien el gobierno federal identifica como "el cerebro" de la organización y responsable del reclutamiento de sus informantes y sicarios.

La información oficial proporcionada a este diario por fuentes militares señala que toda la planeación del operativo contra Moreno González estuvo a cargo de la PF.

Ni el Ejército ni la Marina tuvieron participación en la incursión del día 2 ni en la contraofensiva que se desató el miércoles 8, cuando un grupo de por lo menos 400 federales irrumpió en ese municipio de la Tierra Caliente para intentar de nuevo cazar al capo, también conocido como El más loco.

El 2 de diciembre los federales prácticamente salieron huyendo debido a que era mayor el número de integrantes del grupo criminal, tenía más poder de fuego y mejor conocimiento del intrincado paraje.

El miércoles la orden con la que llegaron nuevamente al lugar fue contundente: atrapar, vivo o muerto, al mencionado capo y tomar control de la zona.

Siguiendo la información proporcionada a La Jornada, "aquello fue un encontronazo" y la balacera que empezó pasadas las 18 horas de ese día siguió hasta ya entrada la madrugada del viernes. Fue de tal intensidad el enfrentamiento que, incluso, los agentes federales se quedaron sin parque y tuvieron que pedir ayuda a la policía estatal, toda vez que estaban en riesgo de volver a perder la batalla de Apatzingán.

Ninguno de los grupos daba ni recibía cuartel. Los tiroteos se extendieron hacia las comunidades de Presa del Rosario, Guanajuatillo y Holanda.

En el enfrentamiento, los federales situados en tierra recibían apoyo de compañeros que a bordo de helicópteros Black Hawk sobrevolaban la zona y abrían fuego contra los organizados y bien armados pistoleros al servicio de El más loco.

Las balaceras se extendieron hasta la cabecera municipal de Apatzingán, donde los federales, algunos heridos, se retiraban en busca de refugio y en espera de la llegada de más apoyo.

Versiones recogidas entre ciudadanos del municipio y periodistas y políticos de la región señalan que en la ciudad los federales "llegaron a estar perdidos" frente a los sicarios, que desataron una persecución contra los policías que se agazapaban en la localidad.

Las fuerzas federales tuvieron que replegarse el jueves por la noche hacia las instalaciones de la 43 Zona Militar, en el área urbana de Apatzingán, mientras el grupo armado imponía el toque de queda en las comunidades de Puerta de Alambre, San Fernando, El Morado, Loma de los Hoyos, Presa del Rosario, El Alcalde, El Manzo, Carapuato, Holanda y Guanajuatillo.

Fue precisamente en estas poblaciones donde se reportaron los más cruentos enfrentamientos, ya con la intervención de la Armada y el Ejército en apoyo de la PF.

Desde las primeras horas de este viernes salieron a las montañas del sur de Michoacán en busca de otros operadores de La Familia. "No paren hasta acabar con ellos y recuperar la región", fue la orden fulminante que recibieron policías, soldados y marinos.

En la sierra "debió haber sido una masacre", confiaron algunos de los políticos y periodistas que relataron a este diario la incursión federal.

En Uruapan se reportó hoy que llegaron fallecidos y heridos procedentes de Apatzingán.

Los hospitales de Uruapan fueron habilitados para recibir a los agentes que llegaban con heridas de bala, algunos de los cuales fallecieron ahí. También se pudo confirmar que el aeropuerto uruapense fue habilitado como base de la PF para movilizar a sus grupos de ataque hacia la Tierra Caliente. La terminal aérea estuvo cerrada durante prácticamente todo el jueves.

Las autoridades han guardado hermetismo sobre el número real de heridos y fallecidos. Pero en Apatzingán nadie cree la información sobre las bajas que se dio en la ciudad de México este viernes, cuando el vocero del gabinete de seguridad federal, Alejandro Poiré, informó que la batalla arrojó ocho muertos, entre ellos cinco agentes y tres civiles.

A las 10 de la mañana, un convoy especial integrado por federales, marinos y soldados organizaron una patrulla por tierra y dos helicópteros de apoyo para internarse en Presa del Rosario, pues se presume que ahí se encuentran otros líderes de La Familia: José de Jesús Méndez, El Chango; Dionisio Loya Plancarte, El Tío, y Servando Gómez Martínez, La Tuta, por quienes el gobierno federal ofrece más de 2 millones de dólares de recompensa.